viernes, mayo 16, 2008

Crisis universitaria: un desafío nacional

Hoy día, vemos como miles de estudiantes se están movilizando en la Región de Valparaíso. Todas las Universidades del Consejo de Rectores (PUCV, USantaMaría, UValpo, UPLA) pararon sus actividades académicas regulares, y muchas sedes de estas se encuentran tomadas por los estudiantes (incluyendo la Casa Central de la PUCV).

Son muchas las demandas, muchas las causas. Mientras que la Universidad de Valparaíso aboga por la democratización de su orgánica, en el medio de la elección de un nuevo Rector, la Universidad Santa María se ha concentrado en la regularización legal de los decretos que estipulan los beneficios del transporte, y la PUCV y la UPLA, en la coyuntura de la aprobación de la Ley General de Educación, impulsada por la Concertación y la Alianza.

Este es un tema, importante y fundamental. Se ha formulado una reforma parcial a la LOCE, y que no apunta, de fondo los problemas de desigualdad educacional en nuestro país, ni tampoco, estipula formas concretas de mejorar la calidad en la educación. Sino que, a groso modo, aumenta el aparato estatal y la burocratización en los sistemas educativos, olvidando, que una reforma real, es reorientar los objetivos educacionales nacionales, pero sobre todo, un cambio en las forma que se enseña. De más está decir, el replantear la formación de los profesores de nuestro país. Y por otro lado, aumentar la inversión en tecnología, para que las escuelas y liceos públicos entren a competir con los establecimientos privados.

Los universitarios, han puesto en tela de juicio, este acuerdo, que maquilla los problemas de nuestro país. Están gritando, que las autoridades de gobierno, en verdad, no se hacen cargo de los problemas nacionales, sino que buscan asegurar sus respectivos puestos de trabajo, y se concentran en sus reelecciones.

Hemos escuchado las palabras de Ministros, Seremis, e Intendentes. "No se negocia". En verdad, vemos cómo la Concertación, hoy en día, no valora la movilización social y democrática de sus ciudadanos.

Cómo no vamos a entender la indignación que provoca cuando estudiantes, dañan el patrimonio público, o que nos obligan a estar dos a tres horas en tacos vehiculares. Pero cómo no vamos entender esas medidas extremas de movilización estudiantil, cuando nuestras autoridades, lisa y llanamente, no se sientan a conversar, a dialogar, a llegar al consenso.

Que las universidades permanezcan tomadas, que los estudiantes sientan impotencia, que salgan a parar el tráfico día a día, es un derecho democrático, cuando las autoridades elegidas democráticamente, se olvidan de la representación popular que se les delega.

No existe voluntad política, para llevar un gobierno ciudadano. Los discursos se han transformado en patrañas.