domingo, octubre 25, 2009

“Soy más terrenal que los terrícolas. No puedo ser espiritual ante las calamidades que yo mismo puedo provocar”



Entrevista a Alberto Cecereu


Por Dorothy Merman


Alberto Cecereu está sereno, tranquilo, pero dentro de su hiperkinesis que el mismo confiesa. Salta de un tema a otro sin cuidado. Puede comenzar hablando de la coyuntura política de Chile, y de otro, como si nada, habla de la teoría cuántica argumentando que todo es un vacío de energías móviles. Cuesta entenderlo en primer momento. Pero sabe salvar con simpatía su “racional locura”, se ríe de sí mismo, y bromea con soltura.

Es parte de la generación más joven de la poesía chilena. A los 19 años publicó su primer libro, un poemario titulado “Noticias sobre la Inmanencia”. El 2006 fue su año de gracia. Fue galardonado con una serie de premios, y el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, le otorgó la Beca a la Creación Literaria, para desarrollar su segundo trabajo, “Los Viajes del Druida”, que aún no publica, según él, “por la apatía de las editoriales de mi país, y sin duda, porque me tienen miedo.” Además, colabora como analista internacional en un importante portal de Política argentina (www.políticargentina.com)

y escribe columnas en otros medios de su país. Vive en una pequeña casa en el barrio residencial de Viña del Mar, lleno de libros, obras de arte, gatos y películas de colección. Comparte su vida con Andrea. Él la define como pragmática, amorosa, cuerda y sensual. Características que lo enamoraron profundamente.

Define su pequeña casa, como un refugio perfecto para escribir, compartir con amigos y amigas y meditar. A pesar de eso, ya quiere emprender en un nuevo lugar donde le de más libertad. “Es necesario abrirse aún más, que tú casa esté conectada con más sensaciones, ojala sea una casa de vidrio y papel”.

Hace algún tiempo decidió alejarse de las lecturas públicas, de las presentaciones de libros, y de la bohemia artística. Nos preguntamos si lo hará para que lo olviden. Se niega a contestar.

¿Qué te inspira?

Me inspira la lucha por la libertad, pero no una libertad común y corriente de ejercer el poder, sino que va más allá. Una libertad que va conectada completamente con tu ejercicio de ser consciente del lugar donde estás, qué eres, de donde vienes, y qué quieres. Obviamente, desecho toda posibilidad de que esta libertad exista realmente, en alguna parte del mundo. No es una cosa de hacer las maletas e irse al centro o al fin del mundo. Va más allá. Todo parte por la mente.

Siempre indagas en el ser humano como un ser desconocido, ¿Qué se pretende con eso?

¡Es que realmente no nos conocemos! Somos seres extraños con nosotros mismos. Estamos ante una sociedad que cada vez se grita más pero se escucha menos.
Es por esto mismo que al escribir me encuentro con porciones distintas del ser humano, que hablan, se manifiestan, y vuelven a ser y estar. Pero se desvanecen cada vez que vuelves a revisitarlos. No nos podemos dar por satisfechos ante nuestra observación del mundo. Nunca llegamos a conocerlo, por eso mismo es que debemos indagar, compenetrar, investigar, con los cinco sentidos, e incluso el sexto y el séptimo sentido.

¿Qué es más fácil: escribir relatos, ensayos o poesía?

Nada. Nada es más fácil ni más difícil. Todo depende de la disposición mental y espiritual de la cual me encuentre.

¿Se define una persona espiritual?

No, soy más terrenal que los terrícolas. No puedo ser espiritual ante las calamidades que yo mismo puedo provocar. Pero sí sé lo que soy: un poeta cuántico.

¿Cree en Dios?

Soy Budista, y el budismo se manifiesta como una religión no teísta. Mi respuesta, políticamente correcta, es decirte que soy No Teísta, como característica. Sin embargo, mis investigaciones meditativas me han dado más preguntas que respuestas. Preguntas que muchas veces, me han hecho dudar de que no exista una fuerza universal ordenadora e infinitamente generosa.
En algo que creo, es que el universo es absolutamente generoso y abundante. Esa abundancia, es el amor universal que se puede transformar en bienes materiales, en energías espirituales, y en creaciones.
No obstante Siddharta el Buda, descubrió algo sorprendente. Todo carece de existencia intrínseca y en realidad el todo es vacuo. Esto es la gran oportunidad de crearnos a nosotros mismos una nueva consciencia, que es tener la convicción que en mí tengo el mundo de las posibilidades infinitas.

¿Esa es la búsqueda que se manifiesta en el trabajo “Los Viajes del Druida”?

Ese personaje aún viaja. Está en la búsqueda de la luz del conocimiento. Es un poco de lo que te decía anteriormente, pero es más simple, más terrenal, más erróneo. Por eso se enamora de doncellas chinas.
Es que se le entiende. Viene de los países del norte atlántico. Todas rubias y pecosas, altas y pechugonas. Mientras que en China, todas bajas, delicadas, sutiles y hermosas. Puedes hacer mil votos de castidad, pero la impresión es magnífica. Una doncella te podía llevar al suicidio.

Ahora tu poesía es una poesía de personajes…

¡Sí! De personajes. Y eso porque le hice caso a mis sueños, a mis fantasías, a mis caudillos del alma. (Se ríe)
Tengo mucha poesía inédita, que he trabajado durante mucho tiempo. “El Magnífico Verano de Donnie Siegel”, retrata las experiencias esquizofrénicas de un coraje enorme para observar el mundo que le rodea. Hay versos desgarradores, de protesta, de gritos, de sollozos.
Por otro lado, “The all stories of little Oswald Denis”, habla sobre un muchacho, ya muerto, que buscó la fama en toda su juventud. Es bisexual, posmoderno, y absolutamente simpático. Es un don nadie que tiene mucho que decir en este momento.

Y usted, ¿Cómo se define?

Pregunta capciosa, (se ríe)
Soy un ser que amó ser siempre surrealista, pero que al ver que todo es realmente patético, es mejor seguir un camino alternativo.
Quizás por eso escribo sobre personajes de ficción, como escribiendo novelas en versos. Quizás buscando el yo perdido. Qué se yo. Todo puede ser un quizás.
Me defino como complejo, multifacético, y rebelde sistémico. Si te fijas no lo digo con mucho amor, sino más bien, enfadado. Trato de verme de lejos.
Mejor pregúntame en diez años más, gracias. (Se ríe)

Sé que hace algún tiempo tomó un Seminario de Guión con Marco Antonio de la Parra, ¿fue sólo para matar el tiempo?

Para nada. Mira, a mi me encanta el Cine, la Televisión. Veo telenovelas, series de televisión, sitcom, cine gringo, del independiente y de la industria, cine europeo, y cine chileno.
Creo que es un arte comercial sumamente atractivo. Y ese curso de Guión para Cine y Televisión que cursé con un maestro de maestros, fue tremendamente útil, para descubrir algo que me encanta, me fascina, y me quita el sueño.
Uno de mis proyectos es hacer un guión de una teleserie juvenil, totalmente estúpida e inservible, y un guión de una película completamente comercial, pero que diga por cielo, mar y tierra, cuan cagados estamos como sociedad.

Siempre en tu discurso hay una crítica social, ¿es parte de tu posición política?

Sí, pero no soy el típico artista antisistémico. Hay cosas del sistema que me fascinan y atraen, y lo digo sin pelos en la lengua. Creo que hay una falta de sinceridad enorme de ciertos artistas que disparan contra el sistema, pero que visten con moda de marca, fuman con cigarros de marca, y buscan ganar dinero por todas las formas posibles para sobrevivir en el sistema. O aquellos que fuman marihuana pensando que sólo ese acto es liberador.
Yo apuesto, porque el arte sea un contradiscurso cultural de resistencia a las energías negativas que provienen del sistema. De esa manera podemos generar una estructura completamente inclusiva, justa y solidaria. No es necesario quemar Roma. Es mejor ponerse a construir una nueva Roma a partir de lo que queda.


¿Qué opinión le merece la sociedad literaria?

Es una fauna de personajes egocéntricos e hipócritas. Hay mediocres que abundan, y algunos de selección que merecen mis aplausos. Pero es un ambiente sumamente cruel. A mi me han criticado por ser muy joven y escribir mucho. Que se vayan a freír monos al África, porque yo no dejaré de escribir. Esas discusiones, esas reivindicaciones de algunos, me parecen patéticas, y una señal más de la mediocridad de algunos chilenos. Aplaudo a Isabel Allende, que tiene obras bellísimas, por haberse quedado en Estados Unidos, ante la pasmosa reacción de la sociedad literaria de rechazarla y rechazarla una vez más. ¡Ah! Y que sea millonaria por su escritura, me parece aún más de maravilloso.

¿En los últimos años en Chile la política cultural del Estado se ha desarrollado de forma gigantesca con respecto a años períodos anteriores? ¿Cómo escritor que diría al respecto?

En realidad hemos avanzado a pasos de gigantes de la mano del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. Los programas culturales que van en el sentido de desarrollar la cultura a los sectores marginados de la sociedad, con vulnerabilidad socioeconómica, y excluidos del “mercado cultural”, han dado resultados sorprendentes. El Programa Creando Chile en mi Barrio, Okupa, y Chile+Cultura, son ejemplos de esto. Estos programas deben crecer, consolidarse, y ampliarse. Soy de la opinión que un Ministerio de la Cultura está para garantizar el acceso, disfrute y desarrollo de las artes en todos los pueblos de un país, más que ser una bolsa de dinero para los artistas. Creo que hay que ser justo, equitativo y equilibrado en estos temas.
No obstante me la juego que el Consejo incorpore aún más a los artistas, escritores, creadores y pensadores en la asesoría y consultoría de las políticas públicas, con un perfeccionamiento profesional de administradores de la burocracia. En esto, hoy el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes ha fallado.

¿Qué autores le generan un movimiento telúrico de formación literaria?

En poesía, siempre y siempre, Hugo Mujica, Alejandra Pizarnik, Pablo de Rokha, Rodrigo Lira, T.S. Eliot… Y mi amigo Ennio Moltedo.
En narración, aparecen el inolvidable García Márquez, el maravilloso Bolaño, los escritores Tobías Wolf, Douglas Kennedy, y muchos más.
En ensayo a Octavio Paz, Susan Sontag, Carla Cordua, la visión de Tomás Moulian, Grínor Rojo, Joseph Stiglitz, y tantos otros que se me van.

¿A que lugar del mundo se iría a escribir?

A muchos lugares, pero para nombrar a dos objetivos, serían dos: A alguna isla griega, y a un país del centro del África.

¿Cómo se proyecta como artista en el futuro mediano?

Quiero seguir escribiendo poesía y más poesía. Terminar los trabajos que te nombré, y embarcarme en otros proyectos. Tengo en mente, por ejemplo, un libro sobre el Tarot, a pesar que se ha escrito mucho, pero me tendrán que aguantar porque es un arte que cultivo. También quiero explorar aún más los ensayos, la prosa, y los guiones algo que me fascina pero me deja exhausto.
Por otro lado quiero explorar el arte plástico, la pintura en acrílico, y la fotografía.

lunes, octubre 05, 2009

¿Transición a una nueva democracia?



Hace algunos días, murió Edgardo Boeninger, uno de esos hombres que un país produce cada ciertos tiempos: templado, académico, pensador, convocante e influyente, y sobre todo irremplazable. Edgardo, fue uno de los fundadores ideológicos de la Concertación, pero por sobre todo, de los lemas de los principios de los noventa: transar, consensuar para lograr los pasos necesarios de la transformación social sin arriesgar la anhelada estabilidad nacional.





Extremadamente sincero, ha sido uno de los pocos que ha dicho que la política es competencia por el poder, pero que esa competencia puede generar una búsqueda del bien común. La muerte de Edgardo Boeninger, es la señal clara de lo que ha sucedido en Chile durante el año 2009. La conflictividad política ha aumentado a niveles nunca vistos, la disrupción es parte de una tónica, y las reestructuraciones partidarias y sociales son señales claras de que a pesar que la transición del autoritarismo a la democracia ya es texto para la historia, ahora ad puertas de los doscientos años republicanos, estamos en la transición hacia una nueva democracia.





Y esto no es ninguna falacia al azar.





La derecha chilena, hoy, aunque sigue con resabios autoritarios, ha puesto como eje de campaña social una inscripción masiva de los jóvenes a los registros electorales, al mismo tiempo que ha incorporado a sectores políticos de centro liberal, cuando no descartan subir impuestos a las empresas para financiar el programa social de la derecha.





La Concertación, el tradicional pacto de socialistas, democristianos, radicales, ha ido más allá al incorporar en su pacto parlamentario al Partido Comunista, como una forma de ampliar su base sociopolítica, romper con la exclusión del sistema, y de una forma decisiva en avanzar en transformaciones sociales que han ido esperando por el consenso de los noventa. No por nada, estos proponen una nueva constitución política, protección social profunda, y economía verde regulada por el Estado. Sin embargo, ya no estamos en un “bipartidismo” heredado de la transición de Boeninger. Con la muerte de él, entramos en un escenario donde hay diversos sectores, representantes y nuevos actores políticos.





Se ha conformado la coalición de la Nueva Mayoría que congrega a humanistas, ecologistas, e independientes de centro progresista e izquierda, una voz interesante de escuchar ya que se congregan para postular nuevas formas de entender la democracia y la economía. En ellos hay poco pasado, es decir pocas nostalgias de lo que sucedió, sino que más bien hay miradas de futuro con apuestas que pretenden ser serias. Y por lo mismo vienen a competir con fuerza a la voces de la izquierda, la concertación, y de paso, a la derecha, que ya no es monopólica de las voces de cambio y renovación.





Por otro lado nace además el pacto del Movimiento amplio social, partido de izquierda renovada con inspiración bolivariana y con fuertes contactos con el MAS boliviano, y el gobierno de Hugo Chávez, aliada con el PRI, los regionalistas con discurso nacional populistas, y que prometen de esta forma quedarse en el debate público para ganar cuotas de poder con influencia social.





A comienzos del gobierno de Bachelet, muchos no imaginaban que el abanico político se iba a abrir tanto, y que al mismo tiempo, los discursos políticos se iban a enriquecer dentro de un ánimo confrontacional de debate público. Estas señales son claras de una nueva transición que estamos viviendo. Son pocas las cosas que quedan sacrosantas, sino más bien, ahora, la elite política, cada vez menos paralizada, está dispuesta a discutir, debatir, para competir por las cuotas de poder que realizan la ecuación de las transformaciones sociales.





No obstante a todo esto, es bueno recordar a Boeninger. La conflictividad política no puede olvidarnos que debemos poseer una actitud templada ante los avances sociales, como también que las transformaciones sociales van de la mano de una sociedad que desea la transformación más que la necesita. Si pensamos que todos necesitan lo que yo pienso, o nosotros pensamos, podemos caer fácilmente en el autoritarismo ideológico. Por eso siempre es necesario el consenso, para generar cuotas de entendimiento democrático de avance, más que banderas de lucha infranqueables. Si hacemos esto último el Estado se agota, y la sociedad se desfragmenta en la disolución de las libertades.





La pregunta que siempre nos queda, y que también debemos debatir: ¿el consenso tiene un límite? Hagámonos esa consulta para provocar el fin o la consecuencia de las libertades de la tolerancia.



viernes, julio 17, 2009

Cuestión de Viejos

La problemática sucedida en Honduras, es de larga data. Será mi educación como historiador la que me provoca escribir de esta manera, y parafraseando a Pierre Nora, “el hecho está allí, patente, contundente”, cuando vemos de qué manera se configuró en Honduras, esta crisis que no es para nada de sorprendente, ni tampoco repentina.

El hecho no es el golpe de estado en sí que sucedió en el medio de una profunda agitación política, una cuestionada gestión ejecutiva del Presidente, y en una población polarizada y fragmentada, sino más bien, en una estructura de relaciones de poder que van más allá, o por decirlo de mejor forma, el hecho real es que la matriz sociopolítica que demuestra el juego de las estructuras de las relaciones materiales de los diferentes actores sociopolíticos, la que está quebrada desde ya un lustro.

La cuestión de Honduras, es una cuestión de viejos. Un choque de dos gallos de pelea, de dos formas de ver el mundo, pero desde el prisma de la elite aristócrata centroamericana, y de ninguna forma una demostración de dos polos reales de democracia social manifestados, sino todo lo contrario, dos formas de dominación del pueblo hondureño.

Todo este desorden republicano del cual somos tan visitantes como protagonistas, viene a la par de cuando José Cecilio del Valle redactó la declaración de independencia en 1821, y vendrán después de esto una serie de rencillas militares - vergonzosas por lo demás – como las sufridas por Dionisio de Herrera en 1827, donde estaban enfrentados unionistas y separatistas; o por ejemplo, a comienzos del siglo XX, cuando la estadounidense United Fruit Company apoyaba a nacionalistas, y la centroamericana Cuyamel a los liberales. Una serie de errores que no honran en ningún momento a una revolución independentista que buscara construir una verdadero país, sino que más bien, configurar un aparato del estado más o menos servil a cierto grupo de la elite de turno, todos parientes de una sola clase social.

Manuel Zelaya Rosales, miembro del Partido Liberal, originario de una acomodada familia terrateniente, sucedió al nacionalista y empresario Ricardo Maduro, con la finalidad de sacar al país delante de un pobre crecimiento humano, a través del acceso de petróleo a menor valor, acercándose de esta forma a Venezuela, sin embargo fue un coqueto diplomático con el gobierno de George Bush, en varios aspectos, para favorecer la entrega de visas. Su variopinta posición ideológica, vaciló siempre entre el neoliberalismo, la economía de mercado, las posiciones norteamericanas, y de forma sorpresiva hacia el socialismo bolivariano, que proclamó a finales del 2007.

Es casi obvia que su mismo partido, llamara al pronunciamiento violento de las Fuerzas Armadas, y la desobediencia total de los poderes del estado, a un presidente que traicionara sus posiciones de la elite hondureña. No es de sorprenderse, a pesar que ciertos periodistas lo hagan, si analizáramos a cada uno de estos personajes, tanto que Micheletti hubiese quedado con cola larga al ser derrotado en las primarias presidenciales del Partido Liberal. Los del Golpe de Estado son reaccionarios a las reacciones ambiguas de Zelaya. Reaccionarios versus reaccionarios que chocan en torno a la chimenea del palacio de la elite hondureña, con un vaso de coñac, un puro en la mano, y con pasajes a los centros de poder mundial.

Mientras tanto, la Organización de Estados Americanos, demuestra no la incapacidad de su cómodo Secretario General, sino de la incompetencia de las delegaciones diplomáticas de los países, únicos para hacer las presiones reales, más que una mera carta de declaración de buenas intenciones, que sin ninguna duda, no mueve ni un solo pelo de Micheletti y sus gorilas.

Hay que ser crudos en estas ocasiones. Crudo como un militar. Zelaya no tiene ningún poder real en este momento, más que llegar en un avión y ser apresado por delitos que la dictadura le imputa. Los únicos que tienen poder real en estos momentos, no es Insulza en su auto lujoso en su casa segura de Washington, sino que los países en decir basta de una vez por todas, o sino, lo que sucederá, es que una vez más en la historia de América Latina, se permitirá que las declaraciones violentas de facto, sean posibles en estos países.

Pasos contra el hambre mundial


En la Cumbre de los 8 países más industrializados del mundo, más una serie de naciones incipientes y pujantes del orbe, como China e India, se han reunido en la casa Italiana, recibidos por el polémico Silvio Berlusconi, en medio de una serie de entramados y conflictos sociopolíticos que golpean en gran medida a nuestro planeta: la inestabilidad en Centroamérica, la masacre indígena en Perú, el incierto panorama político argentino, la crisis indígena en China, y la sospecha permanente de la pandemia gripal. Sin embargo, los industriales políticos del mundo, pareciera que hicieran un alto, para referirse de qué manera fortalecen el poder económico y político del G8 en esta crisis mundial que no pareciera golpear tan fuerte, sino es a los bolsones poblacionales que tienen todos algo en común en cualquier parte del mundo. Son socialmente vulnerables, sufren hambre, y están dentro de un sistema de explotación del trabajo.

La condición de pobres, se ha agravado en las últimas décadas en nuestro planeta. Hay más pobres, y los que lo son, están siéndolo con características disímiles. En algunos países podemos observar que pobres poseen acceso a tecnología a través del crédito tóxico, pero están dentro de un sistema ocioso de un trabajo precario e informal. En otros países, los pobres no tienen acceso al mundo globalizado y tecnológico, pero están dentro de un tejido social identificado en clase social y fuertemente diferenciada.

Hoy, no podríamos hablar del pobre, sino que de los pobres, como distintas vertientes de una misma clase internacional de condiciones materiales de las cuales están insertos.

Por otro lado, en el mundo la desigualdad se ha agravado. Las diferencias de poder adquisitivo se han aumentado en su brecha de separación, y los ricos, cada vez son menos, mientras que ganan aún más, expulsando a un extremo a las capas medias, que sobreviven con el crédito bancario como forma de vida.

El hambre es un problema global en un sentido crítico. El hambre y la desnutrición incuba gente pobre, inadaptada, y con características de menor explotación neuronal en un ambiente más o menos igualitario. Por otro lado, un joven mal alimentado en el transcurso de su vida, será menos emprendedor, menos trabajador. Aunque suene básico, es así de simple la ecuación que les presento. Más hambre, es más pobreza a largo plazo.

La pobreza estructural de la cual es afectada la orbe, se produce por una serie de factores económicos y políticos de base, pero lo que sostengo, que la columna fundamental que construye sociedades precarias, es la pervivencia de un hambre que se vuelve patología social.

En el mundo hay 824 millones de personas desnutridas, mientras que en América Latina hay 51 millones de de hambrientos. Si esto sigue así, las sociedades no podrán insertarse dentro de la sociedad global, y si nos posicionamos dentro de un discurso alterglobal, un país sumido en el hambre, jamás podrá plantear una alternativa económica ante los sistemas hegemónicos.

África, no existe políticamente – es decir, dentro de los diálogos de negociación internacional – porque, además de poseer una inestabilidad enfermiza de los sistemas políticos, estos, no poseen un sistema de saneamiento eficaz, y el hambre ha mermado de forma horrible a más del 50% de la población total.

Así como el hambre provoca un retardo en el crecimiento cerebral de un niño, es consustancial y lógico que provocará un daño en el crecimiento del desarrollo económico de los nodos productivos en torno a las competencias globales.

Es por esto mismo, es que es fundamental, que en la agenda internacional, la problemática del hambre dentro de las conversaciones de potencias y puntos de encuentro, sea uno de los factores fundamentales de congregación, viendo esto mismo, como la solución a un problema más congénito que es la pobreza. De ahí, paralelamente que las grandes potencias avanzan en torno a generar estructuras económicas que posibiliten una mejor seguridad alimentaria – como las anunciadas esta semana, en torno a financiar con 12 mil millones de dólares – es fundamental, aumentar la cohesión social de los grupos civiles que posibiliten generar mecanismos de empoderamiento de las tierras y las cadenas productivas de los alimentos, dentro de lenguaje de la soberanía alimentaria, ya que obligamos a todos, a encargarse del tema en el medio de la cooperación.

El costo para erradicar el hambre es de 30 mil millones de dólares por diez años, valor bastante más importante que los anunciados por las naciones industriales – y que aceptaron la proposición de Obama con sospechosa evasión – pero bastante menor al rescate a la banca privada y el costo de la Guerra.

Se juega el futuro, y lo que terriblemente me convence, es que no hay suficiente voluntad de solucionar los problemas reales del mundo.

¿De qué Rusia estamos hablando?


Rusia
Es innegable que debemos analizar los fenómenos y coyunturas políticas bajo una triple mirada: sociológica actual, económica estructural, histórica de la movilidad de los pueblos. Por lo menos, es mi sincera posición dentro de la compleja y variada episteme del análisis internacional.

En estos días, me quedé pensando en la Rusia de hoy. Este país que aún suena lejano para muchos, pero que desde ya hace un
lustro viene a ser una esfera occidental, e incluso mucho antes que la Revolución bolchevique, y que tiene una historia particular de su estructuración de masas en torno a sistemas políticos que no se han replicado en occidente.
Hoy, no podríamos hablar de Rusia, sin tener que venir de la Unión Soviética, y me atrevería a enunciar, que es la verdadera fundadora, con todos sus defectos y virtudes, del país actual.

En este país, se vive bajo la atenta mirada de una dualidad del mantenimiento del poder político. Un poder, que tiene, en verdad, el objetivo de mantener a las elites políticas que se originaron bajo las reformas estructurales capitalistas posterior a la desintegración del monstruo soviético, y que en realidad, vino a perpetuar a los hijos de la burocracia comunista, en sectores privilegiados de la economía, el Estado, y las relaciones sociales. De ahí provienen Vladimir Putin, funcionario comunista de inteligencia política y militar del antiguo régimen, y Dmitri Medvédev, autor del nuevo derecho civil que se vendrá a ajustar al sistema capitalista y de la democracia liberal en los noventa.

Dos hijos del comunismo burocrático, de la clase privilegiada de los revolucionarios del Estado, que hoy, pregonan a viento de sur y norte, las grandes ventajas del libremercado y la occidentalización del mundo. Sin embargo, permanecen ahí, como recuerdos estáticos y baluartes de un nacionalismo nostálgico, las marchas militares que celebran el triunfo bolchevique en contra del nazismo, y en la Plaza Roja, el cuerpo inerte sacrosanto de Lenin.

Medvédev, se parece tanto a la gerontocracia rusa, que a buena fortuna de sus habitantes, cree en una grandeza manifiesta del pueblo ruso, y que por lo tanto, no es ni servil a Europa y EE.UU, y por eso deja a Lenin durmiendo como fundador del comunismo burocrático de ese Estado. Sin embargo, también se parece tanto a la generación tecnocráctica de los reformadores neoliberales, que a buena fortuna de sus habitantes, tiene conciencia que Rusia ya no es la Unión Soviética, y si es necesario, es capaz de mandar a incinerar el mausoleo religioso de Lenin.

Y en verdad, debe estar más que tranquilo. Tiene a su haber, a Putin como Primer Ministro, que es el fundador preclaro de una nueva generación que cooptó al Estado ruso, en la preservación de la elite estatal.

No obstante a esto, siendo honestos: ¿De qué Rusia estamos hablando? De qué forma, la calidad de vida de los rusos y rusas ha mejorado, de qué forma las desigualdades sociales han progresado en torno a la justicia social. De qué forma se ha mantenido un sistema de salud gratuito y de calidad fundado por los soviéticos. Y la gran pregunta: ¿Quiénes son los verdaderos gobernantes de la Gran Rusia, y de qué manera se sostiene su sistema de legitimación política?

No vaya a ser que despierte un Lenin momificado, con sus zombies de plata, por la gloriosa Plaza Roja, y ver cómo avanza mientras el capitalismo se mantiene en la nueva generación de los administradores del estado. ¿O es que Lenin fue el padre fundador de esta oligarquía y somos tan ciegos?

Para terminar: soy un convencido de que Rusia debe mostrarse aún más en el mundo, con sus fortalezas y flaquezas, y con honestidad de lo que son realmente, y cómo sostienen aún a un país multicultural, inmensamente rico, y sumamente dominante.

viernes, marzo 27, 2009

El Camino Vegetariano: Breve Introducción





El no comer carnes, de todo animal, no es una dieta para bajar de kilogramos, o prevenir el colesterol, o en su defecto, hacer de la vida, una vida liviana, alimentariamente hablando.

 

En verdad, personalmente, prefiero hablar del Camino Vegetariano, más que de un Vegetarianismo, ya que esta última, me sucede problemas de filología. El Vegetarianismo se acerca más al dogma, a la visión sesgada, y a la estructura alimentaria. Esto no es para nada una crítica abierta, porque no lo pretendo. Más bien, es mi tendencia existencial de no aceptar los dogmas, ya que oprimen la libertad del ser humano.  

 

Por mi parte postulo el Camino Vegetariano. Una nueva mirada de ver la alimentación, y de comprender el mundo. El Camino Vegetariano, es la práctica de incorporar una conciencia de lo que se come. Esto, no es una paranoia sobre calorías e hidratos de carbono, todo lo contrario, sino más bien, ser conscientes, de qué manera, lo que consumo aporta a mi ser interior, a la salud nutritiva y metabólica del cuerpo, y por sobre todas las cosas, cómo mi alimentación contribuye a la fraternidad universal de todos los seres sintientes.

 

Desde acá entonces incorporamos una nueva visión de mi existencia en este mundo y en este tiempo: los animales son otros, son seres que sienten, conviven, y forman parte del mundo. El animal no es un mero objeto animado que no posee identificación con el ecosistema, todo lo contrario, es un hermano, un ser que tiene derecho a la vida y la dignidad, porque son dadores de vida, porque son parte de una imbricada cadena de ciclos naturales de la que también formamos parte. Nuestra razón multiplicada no nos hace dueños del mundo, sino que a lo sumo, constructores progresivos de civilización, y de observadores y protagonistas de la evolución.

 

El Camino Vegetariano, busca incorporar el pacifismo activo, a partir de la mesa, del plato de comida. Ensalza el valor de no matar por sobre todas las cosas. Siente compasión por los animales, se siente impelido a proteger las cadenas del ecosistema y su armonía suprema, e influye en todos los sectores sociales para lograr un Camino cada vez más amplio. No obstante, quien practica el Camino, no es un ermitaño, es decir, si por motivos sociales o familiares, debe compartir el sacrificio animal, pide perdón en silencio, se compenetra con el dolor animal de la tortura del matadero, siente compasión, come consciente de lo que hace. En algún momento el discurso del Vegetariano, debe incorporarse en la mesa.

 

Muchos hemos escuchado hablar de que el Cuerpo Humano es el Templo Interior. Creo que es una enunciación pura y hermosa que retrata el cómo debemos tratar nuestro ser. Con amor, como condición de no dañar nuestro cuerpo. Con observancia, para prestarle atención a las señales diarias que sentimos, como un lenguaje primario. Con sabiduría, ya que es el templo el que debemos ensalzar y respetar. Es por todo esto, que el comer conscientes nos ayuda enormemente a cultivar el templo interior del cuerpo humano. No ingerir carnes que han sido torturadas, y por ende cargadas con energías y vibraciones negativas, nos previene de las intoxicaciones. Al mismo tiempo compartimos la visión espiritual de la solidaridad templaria, como la he nombrado. Es decir, respetamos el templo interior de todos los humanos, y todos los animales por igual, ya que la consideramos parte de una labor universal.

 

Asimismo, si deseamos practicar la vía de la compasión, es decir la práctica de fundar una vida que acabe con el sufrimiento humano propio y de los demás, esta, es impracticable si pretendemos dejarnos llevar por el placer fundamentado en la muerte y sufrimiento de otro. Esta fundamental visión de las cosas, es uno de los  pilares del Camino Vegetariano.

 

Esto, debe involucrarse a partir de medidas regulares de expulsión de la carne en la dieta, en procesos graduales, que nos permita ser conscientes que estamos en etapas de desintoxicación, de sufrimiento por dejar hábitos culturales, de identificación con la sociedad, etc. El Camino Vegetariano, propone un cambio gradual, que tenga como directriz fundamental, el pensamiento como forma de cambio, y tenga como objetivo despertar la conciencia en apertura con el mundo. Va más allá del plato, la cocina y la mesa, sino que lo que sostiene el Camino Vegetariano, es el cambio de conciencia, impeler a  nuestra mente a despertar la compasión activa. Después, todo viene de añadidura.

 

Siento, que hay mucho que debo hablar, mucho que debo explicar y escribir, sin embargo, iremos abriendo esto de a poco, para ir sintiéndonos aún más protagonistas de un cambio. Mientras, pensemos y sintámonos, con el inconmensurable dolor actual y temporáneo, de miles de animales, que van en vías de ser comidos. Pensemos que somos nosotros. 




martes, enero 13, 2009

Las nunca consideradas: la problemática de las empleadas de casa particular



La realidad de las empleadas de casa particular, es parte de una realidad de la que pocos hablan. Estas trabajadoras, forman parte de un buen número de excluidas sociales que se desempeñan de los trabajos domésticos que van desde: el cuidado de niños, limpieza total de los hogares, encargos de la familia, cocina diaria, administración del hogar cotidiano, y un largo etc.
Sin embargo, la realidad de estas es verdaderamente denigrante. Es considerada como un funcionario externo de la casa, pero que conoce todos los mecanismos propios de una familia ajena, que debe asesorar y trabajar por ella.

Según el Código Laboral de la República de Chile, deben tener una jornada laboral que no exceda las doce horas, con un derecho a descanso de una hora en su jornada. Quienes trabajan "puertas adentro", la condición es peor, ya que la misma ley dice que "por naturaleza"no tienen horario establecido.

Por otro lado recién este año, las empleadas de casa particular, deben ser remuneradas con el ingreso mínimo por jornadas completas, o en su defecto proporcional a la pactada en jornadas de medio tiempo.
Empero, no tienen derecho a salidas de tarde o noche, recreación interna, y el domingo libre legal en la mayoría no es respetado, mientras que los feriados no son parte de los descansos de estas empleadas. Además, las empleadas están relegadas a sectores excluyentes de la casa, no tienen derecho a utilizar teléfono, ni comunicarse libremente con sus amigos o parientes, ni mucho menos a poseer parejas o mantener una relación de amor sana. Peor aún, se les considera una empleada y persona de segunda categoría: no se le respeta un horario de alimento, y una ingesta nutricional adecuada para sus labores, y quizás es mucho pedir, que la empleada se siente junto a la familia en la misma mesa a compartir los alimentos.
Por otro lado, es pequeño el número de empleadas que están bajo Contrato Laboral, por lo que sumando las características anteriores, le es casi imposible informar a la Inspección del Trabajo los abusos que puedan cometer sus empleadores, que van desde violencia sicológica y física, explotación productiva, abuso sexual, etc.
Esta situación es parte de una sociedad machista y clasista que denigra el trabajo femenino como sujetos débiles, y que conceptualiza a las empleadas de casa particular como un trabajo mundano y fácil de hacer.
Hoy en día en Chile, estamos observando la problemática de 350 mil trabajadoras, que viven en una grave situación de dependencia esclavizante con un núcleo familiar. Y es absolutamente preocupante esto, ya que estamos hablando de que un gran número de familias no reconocen a miles de empleadas como sujetos de derecho, y por tanto, como actores que poseen la capacidad de exigibilidad de una vida justa y digna.
Esto propiamente tal, es falta de ética social, y de moral compasiva con el prójimo.
Debemos avanzar urgentemente en avances legales que reconozcan y amplíen los derechos humanos de estas empleadas, como así también, señales claras de protección de estas mujeres, que también poseen familia, hijos, y viven (o provienen) de un ambiente de pobreza y exclusión socioeconómico.
Por último, nos queda la tarea de reeducar a nuestros núcleos familiares por la senda de reconocer en cada ser humano como un verdadero hermano y hermana con el derecho inaleniable de una mejor vida que le conduzca a la felicidad.




sábado, enero 10, 2009

Universidad y Conciencia Social


He leído con atención la columna de oponión que realizó en La Revista Sábado del Mercurio, el Sacerdote Jesuita Felipe Berríos, sobre las Universidades, realizando una análisis crítico comparativo sobre las distintas realidades educacionales, entre las casas de estudio privadas de clase alta, a las tradicionales de clase media y media baja.

Las diferencias socioeconómicas de las distintas clases, son realmente notorias, visibles y en muchos casos eticamente vergonzosas. De esta manera nos damos cuenta, que la pobreza y la exclusión social, viene a ser parte de una problemática estructural, en el cual la actual sociedad, no ha sabido proyectar un futuro amable y justo. Me pregunto, ¿Que pasa con ese capitalino que vive en La Pintana, pero que toma su Troncal al lado de la Clínica Alemana en Vitacura? ¿Que sucede con el joven universitario que tiene su familia en el campo, estudia en Valparaíso y se mantiene vendiendo hamburguesas y alfajores; cuando ve que el chico de Jardin del Mar va a su Universidad en un auto propio? ¿Que siente aquel que pobreza y puntaje PSU parece una nefasta correlación?
¿Cuales son las percepciones sociales de sí mismo que todos estos personajes se construyen? ¿Como edificamos una sociedad justa e inclusiva, con diferencias de comunicación y hábitat tan enormes?

Siento que esto es lo desea comunicar el Sacerdote Berríos. Poner la crítica ácida e irónica, de que en muchos aspectos de la sociedad, estamos y volvemos a perpetuar las formas en el cual la sociedad hace sus cosas mal. Hoy en día, la sociedad no comunica ni hace entender. Pareciera que hay distintas clases y formas de chilenos, y que cada una se reproduce cultural y económicamente como en un bolsón de exclusión sistémico. En una búrbuja, para decirlo directamente.

Eso no es construir una sociedad con sentido de la pertinencia. En verdad, es desfragmentarla, y debemos poner el signo de exclamación sobre ello.

Las Universidades, sean privadas, tradicionales o estatales; todas, sin excepción, deben formar y educar a profesionales que tengan un sentido crítico de la sociedad, y que por ende estén compelidos, compenetrados con la realidad del país y el mundo. Que se pregunten que país debemos construir, y de qué forma solucionamos los gravísimos problemas sociales que afectan al mundo entero. Es decir, un profesional que no estudie para sí mismo, su familia y su clase social.