martes, agosto 31, 2010

Sencilla y poderosa. "La Vida de los Peces" de Matías Bize

Andrés (Santiago Cabrera) vuelve de Alemania, después de un largo tiempo, al parecer para encontrar cada uno de los cabos que no terminó de amarrar en su vida, como si hubiese partido a un exilio.


En la noche de despedida de su tierra natal, decide asistir al cumpleaños de su amigo, ese lugar donde todo pasaba como un acontecimiento narrativo que repite año a año. Un lugar de encuentros, sujetos móviles, objetos únicos, un lugar en definitiva, de excelente gracia. Ahí, la gracia es Beatriz (Blanca Lewin), su amor de juventud, que vuelve a aparecer con miedo y enfado. Beatriz representa de forma arquetípica esa mujer que todos tenemos o tendremos: la incomparable.


Como todas las películas de Matías, narra y desentraña la absoluta debilidad masculina de su consciencia desnuda. Aparecen como alegorías, los temores de la masculinidad, la existencia social en torno al sujeto fememino, y los remilgos incesantes de las sensibilidades propias de hombres más sujetos a circunstancias del pasado que un futuro para enfrentarlo con coraje. En esta, su quinta película, vuelve a abordar el imperfecto tema de las desiciones y el intrincado mecanismo mental de la autodefensa.


Este largometraje tiene el lujo de hacer brillar un guión excepcional, donde nada, absolutamente nada es accesorio ni mundano. Cada palabra, situación, risa y llanto son espacios artísticos de creación de un ambiente totalmente circunscrito a lo que se quiere lograr; un escenario nostálgico, íntimo, logrando la compenetración del espectador en la emoción y el disfrute. El arte y la fotografía de la película resulta redondo, con luz de un calibre melódico y planos que implican una vastedad de la narración.


Santiago Cabrera deslumbra por un manejo sostenedor de la narrativa y la trama, realmente una actuación sorprendente que obliga al espectador a pensar como el protagonista, sumado a esto a la firmeza de Blanca Lewin, necesariamente bella en este papel, complementando de forma armónica un juego impactante que nos llevará a un final que sabemos esperable, pero lo negamos.


Matías Bize logra una vez más un largometraje de calidad y estrellas múltiples, que con refinación logra entregarnos un deleite a nuestros sentidos, demostrando con esta película, que ha logrado madurar como Director y realizador. Como dije con "En la Cama", ahora me siento a esperar su próxima obra, con un consejo: explorar otros prismas de la vida humana, aún con más riesgos.


Una película imperdible, tan sencilla en su nostalgia que emociona.


0 comentarios: