publicado en Diario VmásV el viernes 9 de julio de 2010
La Universidad pública, representa los valores de libre pensamiento, laicismo y tolerancia que todo Estado moderno debe encarnar. Por ende, tiene el rol fundamental de garantizar acceso universal seleccionado e igualdad de oportunidades para de esta forma contribuir decididamente al rol educador de la sociedad con sus ciudadanos.
Por otro lado, las Universidades privadas han realizado una contribución importante para la movilización social alcanzando una docencia extendida a porciones de la sociedad que antes no accedían a la educación superior, al mismo tiempo, que impregnados con una visión particular de la vida educan con valores y ética circunscritos a ese pensamiento.
Sin embargo, es fundamental hoy más que nunca exigir como sociedad toda, que las Universidades públicas, sobre todo regionales, se transformen en casa de estudios de excelencia, concentrados en la investigación para el desarrollo, en la innovación en creatividad y en la formación de postgraduados que aporten decididamente a la empresa, las ciencias y humanidades. Agrego con certeza, que las Universidades públicas regionales deben vincularse necesariamente a la contribución del desarrollo regional económico, científico, humano y educacional, para establecer nodos productivos de pensamiento e industria. De ahí es que el Estado debe cumplir un rol fundamental de financiar presupuestos destinados a esas magnas tareas.
Las Universidades públicas, reciben un espurio presupuesto desde el Estado, situación que las convierte en planteles vulnerables a la competencia febril del mercado educacional, situación que en el resguardo del conocimiento libre y universal es urgente cambiar con voluntad de todos los sectores políticos. Esperemos que en el año del bicentenario demos un paso decisivo y serio en esta fundamental materia nacional.
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